Hace ya cuatro meses, desde principios de Enero, entró en mi vida la posibilidad de realizar un proyecto de voluntariado con la FISC (Fundación Internacional de Solidaridad Compañía de María). Tras un breve periodo de contemplación, no me costó decidirme unirme a esta iniciativa, ¡qué bella oportunidad se ofrecía! Así pues, las personas que decidimos participar en este proyecto comenzamos un periodo de formación, un poco de inquietud, y sobre todo, (al menos por mi parte), emoción.
Durante este periodo, realizamos una formación telemática, en la que se nos aportó una información esencial y muy constructiva sobre lo que supone este tipo de voluntariado, y sobre cómo deberíamos contemplarlo, en la que pusimos voz y rostro a nuestras compañeras de voluntariado. Pudimos contar también con testimonios de voluntarios que participaron en años anteriores en este proyecto, quienes nos contaron su experiencia, y a quienes pudimos realizar aquellas preguntas que nacían en nosotros.
Posteriormente, llegó el momento de la entrevista personal, de manera telemática. Bastante nervioso antes de empezar la entrevista, todo sea dicho, fue una entrevista muy amena y completa, y la disfruté bastante.
Y finalmente, llega el fin de semana en el que nos conocemos todas las voluntarias de manera presencial, en la Casa Provincial de la Orden de Compañía de María NS. Qué ganas tenía de conocerlas, de poder disfrutar de un fin de semana junto a personas que comparten ideas y valores compatibles con los míos.
Ha sido un fin de semana instructivo, pacífico, e intenso. Hemos podido disfrutar de dinámicas que nos han servido para conocernos mejor entre nosotras y a nosotras mismas, para aprender sobre el voluntariado que realizaremos y sobre aquellas situaciones que podemos encontrar, y compartido risas, sueños, opiniones y anécdotas.
Decir que he disfrutado mucho de este fin de semana se queda bastante corto, la verdad. Hemos reído, hemos jugado, hemos debatido, cantado, compartido, bailado, convivido y aprendido. No me había dado cuenta de cuánto podía cundir un fin de semana, porque cuesta creer que todas las emociones y experiencias que hemos vivido hayan tenido lugar durante un par de días.
Y por fin, conocemos el destino al que nos dirigiremos y la persona con la que compartiremos nuestro destino de viaje y nuestra experiencia durante el voluntariado. Es una sensación bastante intensa, ver cómo el proyecto que lleva meses presente en tu vida como algo un poco etéreo comienza a tomar forma y a hacerse tangible. Creo que lo único más grande que el nerviosismo y emociones que experimenté justo antes de que me contaran el destino y persona con la que compartiré el proyecto de voluntariado, son la alegría de que se vaya acercando el inicio del proyecto y las ganas que tengo de que llegue la fecha en la que pueda partir hacia allí y por fin, comenzar esta aventura.
Guillermo Enguita, voluntario Salongo 2024


Deja una respuesta